A pesar de estar en un punto clave en el centro de la ciudad, límite con el parque, este interior de manzana es un lugar residual del que no participan los ciudadanos. No se percibe la existencia de este espacio libre y verde desde las calles contiguas y solo se accede a través de un pasaje que apenas se transita.

El proyecto pretende permitir la infiltración de la Ciudad en la manzana y revivir este gran espacio para devolvérselo a la ciudadanía. Así como recuperar el edificio de la Antigua tabacalera que está en el interior de este oasis urbano. Esto se consigue llevando a cabo un exhaustivo trabajo de análisis de las preexistencias para poder aprovechar al máximo las virtudes del lugar y las edificaciones existentes.

En primer lugar, se crean nuevos accesos a través del vaciado de las plantas bajas en desuso o con una actividad pública. Algunas de las entradas se consiguen también derribando muros que imposibilitan el paso o pequeñas construcciones que actualmente los vecinos ya no utilizan(cocheras). Se okupan los locales que están abandonados, desocupados o que apenas tienen uso diario y se incorporan al proyecto uniéndolos a este a través de los patios, plazas y pasillos, lugares de intercambio y relación.

El objetivo es tener un límite vivo, que según las circunstancias se acople al proyecto, dando más oportunidades, provocando espacios de intercambio y nuevos usos. Las nuevas edificaciones se entienden como ampliaciones de lo existente, que o bien amplían el programa que había o generan nuevos usos. Se mimetizan con el entorno por su materialidad como por la escala de las mismas. Se crea una gran plaza que ayuda a reactivar y exaltar la nave central, pieza importante del proyecto. Se jerarquiza el espacio público y lo ordena permitiendo así usos diferentes al aire libre en las distintas plazas.