Cada domingo, los comerciantes de libros del mercado dominical de Sant Antoni montan sus paradas con el material que contienen unas carretillas muy rudimentarias y pesadas que desplazan sobre ruedas desde un almacén cercano. Más propiamente, se tendría que decir que las carretillas constituyen el material de la parada.

La propuesta se inspira en este elemento creando unos armarios de madera que conforman en si la propia parada. Los materiales para realizar la intervención son excedentes de la construcción de la obra del mercado de Sant Antoni: tubo corrugado rojo y tablero de encofrar, la propuesta apuesta por la economía circular y reaprovechamiento de recursos.

Es como si el carro de toda la vida se abriera para enseñar su contenido al público.
Los armarios se relacionan entre si a través de un tejido de tubos que van alternando su posición, dando un dinamismo y un movimiento al conjunto.
Además, este tapiz rojo brinda unas visuales cruzadas muy interesantes entre las paradas y los usuarios y sirve como apoyo porque los comerciantes cuelguen y expongan sus productos, pudiendo así personalizar la parada a su gusto.

Se plantea una disposición en planta en zig-zag que permite que las paradas sean más visibles, liberando un lado de la misma y aportando mayor espacio de venta, puesto que todas las paradas hacen esquina. Además, se consigue que con un mismo elemento se genere una parada por delante y otra por detrás, optimizando los recursos.